Si
la historia de la humanidad fuese una playa, nosotros seríamos
solamente un granito de arena. Un minimo granito de arena, indivisible.
Nacés, pestaneás, y de repente tenés treinta años.
Y en esos treinta años ganás muchas cosas y perdés muchas otras.
Y
en la cotidianeidad de este paso por el mundo, nos pasan cosas
trágicas, terribles, casi insuperables... como ser cuando no tenés señal
de movil. O cuando no te funciona el wifi. O cuando te quedás sin
hielo...
Cuando extrañás el frío.
Cuando se te rompe una uña.
Cuando quedás como un boludo.
Cuando te cagan.
Cuando el control remoto no responde.
Cuando Skype se cuelga.
Cuando Skype se cuelga.
Cuando el diariero se olvida de tirarte el diario.
Cuando una serie termina mal.
Sigo?
Re trágicas, no?
Estas
tragedias nuestras de cada día nos tocan hasta el último nervio del
corazón, provocando una barrera entre la realidad y la felicidad.
Solo son superadas por otro tipo de tragedias. Las verdaderas. Las importantes.
Ya va a llegar el día en el que valoremos todo lo que tenemos sin la necesidad de haber sufrido algo verdaderamente grave.
Te
abrazo, Natalia, en el triste momento que estás pasando y que te va a
acompañar por siempre. Hoy me duele tu dolor. Y lo hago carne en mi para
lograr así que, tal vez, te duela un poquitititititititito menos a vos.
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